El hígado está ubicado en el lado superior derecho del abdomen y procesa los alimentos que ingieres y filtra la sangre. Cuando el hígado se llena de grasa, ya no realiza sus funciones normales y se lo conoce como vida grasa. Esta condición a menudo es silenciosa, pero si sospecha que puede tenerla, debe consultar a un médico lo antes posible. La primera señal de esta afección es la ictericia, que es una señal temprana de que el hígado está dañado y debe extirparse. También es común tener diabetes o embarazo.
Hay varios factores de riesgo asociados con el hígado graso, pero los médicos saben cómo tratarlo. Por lo general, es reversible, pero puede provocar otras complicaciones si no se trata. Si una mujer está embarazada, esta condición puede poner en peligro la vida. Además del alto riesgo de muerte de la madre, el bebé puede sufrir graves daños en el hígado, e incluso puede requerir un trasplante de hígado. La condición también se acompaña de coloración amarillenta de la piel y otros síntomas.
La mejor manera de diagnosticar el hígado graso es consultar a un médico. El médico ordenará análisis de sangre para verificar si hay cambios en la función del hígado. Las pruebas de imagen también detectarán cualquier exceso de grasa. Una biopsia del hígado confirmará la cirrosis grasa y determinará si hay daño hepático o no. Es importante tener en cuenta que los síntomas de la vida grasa pueden variar entre las personas y que no debe ignorar los síntomas.
El diagnóstico de hígado graso puede ser un desafío. Pero si le han diagnosticado NASH, es posible que un médico pueda identificarlo. Si cree que tiene NAFLD, un examen físico y una revisión de su historial médico serán suficientes. Un análisis de sangre o una tomografía computarizada verificarán la función del hígado y la condición del órgano. El médico también puede usar herramientas de imágenes para diagnosticar la afección.
El diagnóstico de NAFLD puede ser difícil, pero los médicos del Programa de hígado graso de Cedars-Sinai han desarrollado nuevas formas de diagnosticar esta afección. El diagnóstico de NAFLD generalmente comienza con un examen físico y un historial médico. Se pueden solicitar análisis de sangre para comprobar la función hepática. Se utilizará una herramienta de imágenes para comprobar la gravedad de la enfermedad. El tratamiento para esta afección varía según la causa, advierte el sitio rjfqc.org.
A pesar de su gravedad, la NAFLD suele ser reversible con el tratamiento adecuado. Sin embargo, esta condición puede poner en peligro la vida de las mujeres embarazadas. La afección puede provocar daño hepático grave, que puede requerir un trasplante de hígado. Durante el embarazo, existe un alto riesgo de complicaciones tanto para la madre como para el bebé. La piel de una mujer embarazada se vuelve amarilla debido al aumento de los niveles de bilirrubina en el hígado.
Aunque la enfermedad del hígado graso suele ser reversible con el tratamiento adecuado, puede ser peligrosa para la madre y el bebé. En caso de embarazo, la afección es potencialmente mortal y los médicos quieren dar a luz al bebé lo antes posible. En casos severos, la madre necesitará un trasplante de hígado. Además, el hígado graso puede causar ictericia, una decoloración amarillenta de la piel causada por la bilirrubina elevada.
Un paciente con AFLP debe tener una biopsia de hígado para confirmar el diagnóstico. Además, debe ser monitoreado de cerca durante las próximas semanas. Después de eso, es posible que necesite un seguimiento hasta que nazca el bebé. En la mayoría de los casos, la condición es tratable y el hígado vuelve a la normalidad. El sitio sapa.or.id dice que aunque la AFLP es una enfermedad hereditaria, a menudo se puede prevenir. Se puede curar con cambios en el estilo de vida.
El diagnóstico médico de la enfermedad del hígado graso es difícil. Un historial médico completo y un examen físico pueden ayudar a determinar la causa del problema. Es posible que se soliciten pruebas adicionales, como ultrasonido y tomografía computarizada. También se realiza una biopsia de hígado para ver cuánta grasa hay en el hígado. En este caso, al paciente se le prescribe medicación. Los síntomas de la enfermedad del hígado graso pueden variar desde dolor abdominal hasta sensación de saciedad.